[Capítulo tercero, nota 54, sobre el autor de Carlyle y la búsqueda de autoridad que la Ohio State University Press publicó en 1991. Aparece en la Victorian Web gracias al amable permiso del autor que por supuesto conserva el copyright.  Indica un enlace a material que no aparece en la versión impresa original. GPL]. Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de Landow.]


Se puede discernir la diferencia entre Carlyle y Goethe en el ensayo de Carlyle sobre “Las obras de Goethe” (1832), escritas aproximadamente un año después de completar Wotton Reinfred. En este ensayo, Carlyle adapta las tres fases de la religión de Wilhelm Meister y las tres etapas de la conversión de Teufelsdröckh para describir la propia carrera de Goethe. Las tres fases en Wilhelm Meister son la Étnica, la Filosófica y la Cristiana (WM, 2: 267). En la narrativa de Carlyle sobre la vida de Goethe, la primera fase, el periodo dominado por la “fiebre pestilente del Escepticismo” manifestado en Werter, precede a las tres fases de la religión y se corresponde con el No Eterno de Teufelsdröckh. La tercera fase en la que Goethe surge de las “cenizas” de la “Negación” para adentrarse en la “Reverencia” y en la “Fe profunda y omnipresente” de los viajes de Wilhelm Meister, concuerda con la fase cristiana de la religión y con el Sí Eterno de Teufelsdröckh (CME, 2: 431-32). Para describir el periodo mediador que claramente se ajusta al Centro de la Indiferencia, Carlyle combina las dos primeras fases de la religión, la pagana y la étnica. Mientras que las fases descritas en Wilhelm Meister son etapas progresivas del desarrollo religioso, Carlyle desconsidera esto cuando mezcla las dos primeras, presumiblemente como desilusiones erróneas a favor de la última. Asimismo, su Teufelsdröckh no progresa realmente desde el No hasta el Centro y desde allí hasta el Sí, sino que de repente descubre el Sí Eterno. Así es como Carlyle abordó el problema de la conclusión planteado por Wotton Reinfred, donde el cierre fue prematuro con Wotton desvelando casi inmediatamente la Casa del Mundo, el Edén del Trascendentalismo alemán, en vez de alcanzarlo mediante una autocomprensión progresiva. En Wotton Reinfred, todos los momentos aparentes del cierre previos al Sí Eterno resultan ser ilusiones. La Casa del Mundo de Wotton Reinfred se convierte en Waldschloss (un castillo en el bosque) donde Teufelsdröckh se enamora de Blumine y cree que ha descubierto o regresado al Edén. El mismo Teufelsdröckh socava este momento de clausura describiendo su visión del paraíso irónicamente como una mera “Calentura… por la cual el joven vio verdes arboledas paradisíacas en las aguas del océano perdido” (147-48).


Actualizado por última vez el 5 de octubre de 2001; traducido el 19 de noviembre de 2012