[Traducción de Adriana Osa revisada y editada por Esther Gimeno y Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

Las convenciones sociales, las reglas de etiqueta y la autoridad son parodiadas en este pasaje de Alicia a través del espejo (Through the Looking-Glass and What Alice Found There)::

Pareces un tanto cohibida: permíteme que te presente a la pierna de cordero- dijo la Reina Roja-: Alicia, Cordero; Cordero, Alicia. La pierna de cordero se levantó en su fuente y se inclinó ligeramente ante Alicia; y Alicia le devolvió la reverencia no sabiendo si debía sentirse asustada o divertida por todo esto.

¿Me permiten que les ofrezca una tajada? -dijo tomando el cuchillo y el tenedor y mirando a una y otra reina.

¡De ningún modo- replicó la Reina Roja muy firmemente-: Seria una falta de etiqueta trinchar a alguien que nos acaba de ser presentado. ¡Que se lleven el asado!

Y los camareros se lo llevaron diligentemente, poniendo en su lugar un gran budín de ciruelas.

Por favor, que no me presenten al budín -se apresuró a indicar Alicia- o nos quedaremos sin cenar.

El banquete al que atiende Alicia como nueva Reina plasma los rituales conservadores de la sociedad victoriana, de la que Carroll hace burla. La presentación de Alicia a la pata de cordero por parte de la Reina Roja y su obsesión por la etiqueta y los buenos modales llevados hasta el punto de privar a Alicia de la cena son similares a la formalidad extrema descrita en la obra de Lucien O. Carpenter Universal Dancing Master [N. de T.: El maestro universal del baile>] (1880). La afirmación que hace Carpenter, “se reconoce a una dama o a un caballero con unos modales apropiados y un saludo o reverencia”es seguida al pie de la letra por la pata de cordero quien, para sorpresa de Alicia, muestra todos los signos externos de la galantería victoriana pero al fin y al cabo se trata sólo de una imitación del protocolo establecido. La Reina Roja, al pensar que el cordero no debe ser cortado literalmente -una referencia a las reglas a la hora de presentar caballeros a damas- se nos muestra como una persona vacía y de miras muy estrechas. Carroll casi nos hace creer que el ritual social de la época victoriana consiste simplemente en un tipo remilgado de corbata almidonada. Sin embargo, no se para aquí, sino que nos muestra el lado más oscuro de las convenciones: la autoridad de la élite (la Reina Roja y las criaturas del País de las Maravillas en este caso) para criticar severamente a la niña y otros personajes que se les antojan ignorantes. Por ejemplo, en la segunda ocasión en la que Alicia intenta cortar una trozo, el Pudding reacciona con la pedantería característica del País de las Maravillas: "What impertinence! I wonder how you'd like it, if I were to cut a slice out of you, you creature!" (201)

La mala educación del Pudding, sin embargo, no es nada comparado con la de la Reina Roja, que en palabras de Robert Polhemus es “la figura de autoridad principal más explícita del libro”. La Reina es un monarca lunática y una hipócrita con maneras de animal salvaje: en la escena del banquete, la Reina reprende ferozmente a Alicia por comentar la falta de modales de los comensales, cuando ella misma come como un animal sacia su hambre en un comedero. Al caracterizar a la Reina Roja de esta manera, Carroll pone en duda la “licencia para criticar”que poseían las figuras de autoridad de la época, reduciéndolas a autómatas que sueltan una perogrullada tras otra. Es precisamente estos extremos de las convenciones sociales y del protocolo, según Carroll, los que causan este fenómeno y, al invadir la sociedad victoriana, la han transformado en un mundo ridículo lleno de personas rudas y hostiles parecidas a las criaturas del País de las Maravillas.

Sin embargo, las implicaciones sociales de Alicia a través del espejo ofrecen un hálito de esperanza. Al final Alicia, harta de la confusión y del caos que surge cuando la cubertería y las velas comienzan a flotar por la habitación, aúna el suficiente valor como para retar a la Reina Roja, de la que había sido hasta ese momento súbdita. Al convertirla en un gatito, Alicia rompe la maldición del yugo de la autoridad en cuanto a convenciones de etiqueta y maneras. Si una estructura social rígida llevada al extremo encasilla a las personas en relaciones específicas de poder, entonces el hecho de romper el círculo y retar a la autoridad en poder ayuda a reestablecer el orden. Sólo cuando Alicia hace frente a la Reina Roja puede liberarse del caos del País de las Maravillas.


Last modified 28 June 2008; traducido 18 January 2010