[Traducción de Emma Haley revisada por Asun López-Varela revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]



«Swinburne, entre otros, me ha ayudado a vivir mental, si no físicamente, con una especie de vicio que ha contaminado mis pensamientos para siempre» — Sybil Elton en The Sorrows of Satan (Las penas de Satán)

A pesar de que los primeros poemas de Algernon Swinburne, como «Dolores» le dieron rápidamente fama, fueron sus poemas de madurez (poesía de paisaje con contenido filosófico y poemas sobre la liberación de Italia) los que le dieron respetabilidad suficiente como para ser un candidato serio al «Poet Laureate». Pero no todos sus lectores lo perdonaron por sus primeros poemas: en The Sorrows of Satan, Marie Corelli, como autora más vendida del momento, acusa al poeta [a quien ella llama «Cantante satírico» (211)] de corromper profundamente a las jóvenes.

Sybil Elton, la protagonista de la novela, se queja de que «hay muchas mujeres para las que sus obras han sido más nocivas que el peor de los venenos, y más corrosivas para sus almas que cualquier libro de Zolá o del más pernicioso de los autores modernos franceses» (221). Inmediatamente después de formular estas críticas, muestra el efecto de estas lecturas sobre su propia moral y su sentido común básico:

Al principio leía los poemas rápidamente, degustando sencillamente el ritmo ondulatorio y tintineante, sin prestar casi atención al contenido de los versos. Pero luego, como si un rayo de luz morbosa hubiera despojado a un hermoso árbol de sus hojas adorables, mis sentidos percibieron de repente la crueldad y la diabólica sensualidad que se escondía tras el lenguaje refinado y las rimas seductoras, — y por un momento paré mi lectura y cerré los ojos, estremecida y con el corazón impuro. ¿La naturaleza humana era así, degenerada de nacimiento, como este hombre decía? ¿No existía Dios, sino la Lujuria? ¿Eran los hombres y mujeres inferiores y más depravados de los que en teoría podían ser? Reflexioné y soñé . . . Estudié el «Laus veneris", "Faustine" y "Anactoris" hasta que me sentí arrastrada hasta el nivel de esa mente que concibió tales desmanes y faltas de decencia. [221-222]

En realidad, ni Sybil ni Corelli parecen ser lectoras especialmente perceptivas, porque algunos de estos poemas, supuestamente depravados, no son más que estudios psicológicos en los que Swinburne muestra unos personajes masculinos bastante mal parados. En "Laus Veneris", por ejemplo, usa un monologo dramático para retratar a un hombre que culpa a la mujer que desea de sus propias obsesiones y debilidades.

Pero en opinión de Sybil, los poemas políticos de Swinburne son aún más dañinos para los jóvenes que los de temática sexual: a pesar de haberse criado en una familia conservadora perteneciente a la Alta Iglesia Anglicana, pronto adoptó el ateismo que Shelley y muchos de los demás políticos radicales promovían. Como ellos, sostenía que la religión se había convertido en una herramienta para esclavizar a los más pobres e ignorantes, y un medio para mantenerlos sujetos. En la nota de suicidio de Sybil, que resulta excesivamente larga de un modo cómico, asegura que es el haber leído la obra del poeta lo que la ha conducido a la autodestrucción:

Bebí en el diabólico desdeño de Swinburne hacia Dios; leí y releí sus versos de «Before a Crucifix (Ante el crucifijo)» hasta que los aprendí de memoria;-hasta que resonaron en mi cabeza tan persistentemente como una nana, y condujeron mis pensamientos a un desprecio hacia Cristo y sus Enseñanzas tan arrogante como el de cualquier judío (no creyente). Ahora ya no me importa . . . ahora que sin esperanza, fe o amor, estoy a punto de dar el último paso hacia el silencio y la oscuridad eterna. Pero por el bien de aquellos que todavía tienen la suerte de tener una religión, me pregunto por qué en un país teóricamente cristiano se permite la circulación de una blasfemia tan grande como «Before a Crucifix» entre la gente sin ningún tipo de reprobación por parte de los que se auto-nombran jueces de la literatura. [222]

En este punto de su ampuloso sermón suicida, Sybil cita cuatro versos completes del poema antes de volver a preguntar por qué no ha sido censurado. Por supuesto que Swinburne no tiene ningún «diabólico desdeño hacia Dios», simplemente no cree en la divinidad judeocristiana. Nadie puede negar que "Before a Crucifix" es bastante fuerte, y que los versos que Marie cita pueden ser leídos como blasfemos, pero la mayor parte de este poema sustancialmente político se basa en los mismos detallados ataques contra la Iglesia Católica de Corelli. Uno se pregunta si su propia fe ferviente y no-ortodoxa le impidió comprender el poema de Swinburne, o si ataca el poema de Swinburne para defender su trabajo de las críticas de blasfemia que en los últimos tiempos estaban recibiendo: implícitamente lleva la cuestión hacia la legitimidad del hecho de criticar sus libros antes que los poemas de Swinburne. (Swinburne fue criticado mucho más de lo que Corelli admite, aunque posiblemente más avanzado el siglo)

Bibliografía

Corelli, Marie. The Sorrows of Satan (Las penas de Satán). n.p., n.d. [la novel fue publicada por primera vez en 1895]


Última modificado 26 de agosto 2003; traducido 17 diciembre 2010