[Traducido por Terri Ochiagha Plaza y revisado por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces por George P. Landow..]

Bates de cricket, cañas de pescar, balones, y otro equipamiento deportivo llenan cada rincón de Tom Brown's Schooldays y esto es apropiado, porque Thomas Hughes creía que los deportes, en especial los deportes de equipo, jugaban un papel importante en los colegios secundarios por exactamente las mismas razones por las que se les apoya hoy día: primero de todo, le dan al estudiante ( como a Tom Brown) con interés académico mediocre, o por debajo de mediocre, interés académico, habilidad, y la sensación de haber conseguido algo de lo que sentirse orgulloso, hasta el punto de dar una razón para trabajar duro para poder permanecer en el colegio. Otro valor de este tipo de actividades, como me explicó el director de un internado hace más de medio siglo, sencillamente mantiene a los alumnos ocupados y alejados de problemas — un punto del que Thomas Hughes y su ídolo, Thomas Arnold eran muy conscientes. Además, los deportes de equipo, como enfatiza Hughes, son una forma importante de socialización porque enseñan el valor de sacrificio individual por el bien del grupo.

En Tom Brown's Schooldays, Hughes emplea una de las técnicas literarias más antiguas — el juicio positivo de algo por parte de un observador imparcial o potencialmente hostil — para enfatizar este tercer valor educativo importante de los deportes de equipo en colegios secundarios. En La Iliada, Helen señala el poder y la belleza de Aquiles; en esta novela de internado, uno de los profesores de Rugby admite que ahora que ha comenzado a entender al criquet "científicamente", como dice, puede ver " ¡también lo noble que es!" Tom, que ciertamente está de acuerdo, responde que "es más que un deporte. Es una institució n", y su jó ven amigo Arthur va más allá, proclamando, probablemente en broma, que también es "la herencia legítima de todo muchacho Británico, como lo es el habeas corpus y el juicio legítimo para los hombres Británicos." Ignorando sus opiniones más extravagantes, el profesor da lo que se ha convertido en la alabanza prototípica de los deportes de equipo

"La disciplina y la dependencia en los demás que enseña es muy valiosa, creo", siguió el maestro, "Es un deporte así de generoso. Fusiona al individuo con los once; no se juega para ganar, pero para que gane el equipo."

"Eso es muy cierto," dijo Tom, "y por eso el fútbol y el criquet, ahora que lo pienso, son mejores deportes que fives o hare-and-hounds, o cualquier otro en los que el objetivo sea llegar el primero o ganar para uno mismo, y no que gane el equipo."

Aunque estos puntos de vista acerca de los deportes organizados puedan resultar obvios o anticuados, este no era el caso cuando los escribió Hughes, aunque quizás llegaran a Rugby antes que a otros internados de prestigio. Las historias de Eton y otros internados de élite dejan claro que los estudiantes tenían poco trabajo académico, y mucho tiempo libre no supervisado que empleaban, entre otras cosas, en beber, jugar, abusar, pelear y cazar furtivamente. Las autoridades o bien ignoraban el deporte organizado, o, como en el caso de competiciones entre colegios, los prohibían o amenazaban a los estudiantes participantes con la expulsión. Rugby, imbuido con el cristianismo muscular de Thomas Arnold, parece haber iniciado la percepción prototípica a deportes escolares en la Inglaterra Victoriana.

Referencias

Hughes, Thomas. Tom Brown's Schooldays. Versión Electronica del Project Gutenberg producida por Gil Jaysmith y David Widger.


Last modified 28 June 2008; traducido 2009