[Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

El señor Meredith, el único novelista vivo en Inglaterra que rivaliza con Ouida en la más absoluta vitalidad, compacta densamente todas sus páginas con ingenio, filosofía, poesía y análisis psicológicos. Su oscuridad, como la de Carlyle y Browning, se debe menos a la sutilidad extrema que a la abundancia pletórica de sus ideas. No puede dejar de expresarse a sí mismo. Si pudiera, quizá sería más popular. Nuevamente, las rapsodias del señor Swinburne, son tan arrolladoramente exuberantes en su expresión que ningún lector normal puede vérselas con ellas. El lector común se siente anonadado antes que impresionado. Cuando deja a un lado el libro y retoma su conciencia, ha olvidado completamente de lo que trataba. Por otra parte, la reticencia, la economía, la selección y todos los medios artísticos pueden llevarse demasiado lejos. Un arte en exceso es, por supuesto, un obstáculo tan grande como lo es la escasez del mismo, y Pater, con su exagerado cuidado por las palabras, resulta tan oscuro para la mayoría de la gente como Carlyle y Browning lo son en su despreocupación. Es a aquél que ocupa el término medio entre los dos extremos, a aquel autor que se expresa sencillamente sin innecesarias expansiones o congestiones, a quien se otorga el aprecio de buena gana y espontáneamente [116-17].

Bibliografía

Beerbohm, Max. “Ouida.” More (1899). Nueva York: Dodd, Mead, y Company, 1922.


Modificado por última vez el 5 de diciembre de 2011; traducido el 15 de octubre de 2012