[Traducción de Adriana Osa revisada y editada por Esther Gimeno y Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

Cuando Lewis Carroll construyó el mundo onírico de Alicia en el País de las Maravillas (Alice’s Adventures in Wonderland), invitó a la sociedad victoriana a escapar de sus problemas. Sin embargo, en contraste con este uso escapista de la historia, Carroll también vio en Alicia y en su mundo imaginado una oportunidad para dar a conocer estos problemas. En Alicia a través del espejo, Carroll mezcló ingenio y gravedad al tratar el tema del hambre y la malnutrición y de cómo su propia sociedad luchaba por sobrevivir. Por ejemplo, Alicia siempre debe comer para crecer en este mundo de fantasía. Carroll demostró cierta preocupación con el tema de la comida en el País de las Maravillas como modo de compartir sus opiniones sobre el hambre en la sociedad victoriana.

Alicia expresó su deseo de crecer para sentirse más segura al jugar con un perro:

“¡Había olvidado que tengo que volver a crecer! Déjame ver... ¿cómo he de hacer? Supongo que tendré que comer o beber algo, pero la pregunta es: ¿qué?” Ciertamente, la gran pregunta era “¿Qué?”. Alicia miró a su alrededor, pero no encontró nada que se asemejara a la cosa acertada para comer o beber en aquellas circunstancias.

Este pasaje da a entender que sí que existía cierta preocupación en la sociedad victoriana respecto a la comida y la bebida. Varios artículos de la Victorian Web:tratan sobre este tema, así como el contexto social y político de la obra. Bajo el encabezamiento de malnutrición esta discusión puede tratar puntos más concretos y estudiarlos más al detalle. Durante las décadas de 1830 y 1840 hubo una falta crítica de comida que tuvo como consecuencia un encarecimiento de la comida, convirtiéndola en casi un artículo de lujo más que de primera necesidad. Muchas personas se vieron en la necesidad de vivir a costa ajena, como hizo Alicia, o incluso pasar hambre. Sin embargo, en el mundo de fantasía de Carroll Alicia encuentra algo que llevarse a la boca en forma de seta gigante. Es la naturaleza y su capacidad para proveer comida la que arroja algo de luz en la búsqueda del autor de alguna solución para el problema que acuciaba a su sociedad. Carroll utiliza el mundo imaginario de Alicia para escapar del mundo hambriento victoriano, pero el lector aún puede ver las huellas imborrables de la falta de comida en la obra.

La escasez de comida supuso un revés a la salud de muchas personas: en las clases bajas, las mujeres no alcanzaban la estatura ni el peso ideal, lo que conllevaba problemas en el parto. Los niveles de contaminación aumentaron tanto en la comida como en el agua. Las clases más desfavorecidas se volvieron aún más propensas a la enfermedad y a la malnutrición.

El derroche de comida en el País de las Maravillas contrasta con la verdadera situación en el mundo victoriano de la época. A pesar de la enorme cantidad de comestibles en el País de las Maravillas, mucho de lo que Alicia come no es muy sano ni se puede considerar como una pieza clave de la dieta (como por ejemplo tarta). Más aún, muchas de las fuentes de alimentación del País de las Maravillas son imaginarias y nunca podrían ser la base de la alimentación de la sociedad victoriana. Un mosquito de enormes dimensiones le enseña a Alicia algunos insectos del mundo de detrás del espejo, incluyendo la libélula de postre (Snap-dragon-fly) y la mariposa de merienda (Bread-and-butter-fly). En el mundo de Alicia son las criaturas menos apetitosas (los insectos) las que están constituidas a base de comida, algo que posiblemente refleje los límites a los que la sociedad victoriana se podría ver arrastrada debido a la hambruna -es decir, que tuvieran que recurrir a los insectos como fuente de alimentación. Sin embargo, si se observa más detenidamente el desarrollo de la idea de Carroll se puede comprobar que intentó mostrar una perspectiva más filosófica y distante de su sociedad. Cuando Alicia ve la mariposa de la merienda, éste es el diálogo que mantienen el Mosquito y Alicia:

Y ésta, ¿de qué vive?

De té muy clarito con crema.

A Alicia se le ocurrió una nueva dificultad:

¿Y qué pasaría si no pudiera encontrarlo? -insinuó.

Pues que se moriría, naturalmente.

Pero eso ha de sucederles muy a menudo -dijo Alicia pensativa. -Siempre les pasa -afirmó el mosquito.

El hecho de que Alicia asuma que uno se pueda morir de hambre sin ser algo extraordinario y la afirmación del Mosquito de que eso es, de hecho, algo común, le da un toque de humor al texto. Pero de nuevo las palabras de Carroll en este mundo de fantasía nos recuerdan los terribles datos de malnutrición y hambruna que daban forma a la realidad victoriana. Este contexto social tuvo un efecto claro y evidente en la obra de Carroll. Además, da la impresión de que logró transmitir una imagen más nítida y completa de su sociedad a través de este texto fantasioso que si simplemente hubiera plasmado la realidad del mundo victoriano. En otras palabras: la fantasía de Alicia mantiene que los insectos deben morir siempre de hambre, y la confirmación del Mosquito representa el convencimiento del autor de que el hambre es universal e inevitable.


Last modified 28 June 2008; traducido 18 January 2010