[*** = disponsible en inglés. Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

[Este ejemplo de un buen trabajo escrito por una estudiante universitaria durante el primer año, en 1993, tiene una importancia histórica porque ejemplifica el uso verdaderamente temprano (pre-Web) del hipertexto en la educación. El ensayo se originó como un fragmento que daba respuesta a una tarea múltiple durante un seminario, cuyos resultados se subieron a un sistema hipertextual pre-WWW, Eastgate System's Storyspace. Olvidé transferir toda la información bibliográfica perteneciente al trabajo, pero creó que utilizamos la edición Penguin de La pequeña Dorrit— George P. Landow].

En La pequeña Dorrit, el símbolo del reloj de la señora Clennam es mucho más sutil y más complejo que el símbolo de la sombra de Phantastes (shadow symbol of ***Phantastes). En esencia, el reloj simboliza la culpa incesantemente tortuosa de la señora Clennam, quien no sólo arruinó cualquier esperanza de felicidad para su marido y su amante, sino que malogró a su amado niño, Arthur Clennam, manteniéndolo en la ignorancia al hacerle creer que él era su propio hijo, hasta que es demasiado tarde, hasta después de que su madre verdadera haya muerto. Mientras su marido, el padre de Arthur, yace en su lecho de muerte, le confía este reloj a Arthur para que se lo dé a “su madre”. La relevancia reside en las iniciales grabadas en el reloj: “N.L.O” o “NO LO OLVIDES”. Igual que ella tampoco lo hace. Desde el momento en el que el reloj aparece en el capítulo tercero, permanece en la mesa ante ella (75), y cuando vuelve a aparecer en la escena con Blandois, el reloj “está como siempre delante de ella” (405). Las iniciales grabadas cuyo significado nadie sabe excepto ella misma simbolizan la culpa latente que soporta sola porque no puede contar a nadie su oscuro secreto.

En un plano superior, el reloj también simboliza su religión distorsionada y centrada en un Dios iracundo y vengativo que “no olvida” o perdona. La opinión de la pequeña Dorrit de que la señora Clennam debería “dejarse guiar por el paciente Maestro que derramó lágrimas de compasión por nuestras enfermedades” (861), en vez de por su Dios enojado e inflexible, representa la crítica de Dickens al Cristianismo victoriano evangélico que dejaba a un lado al Cristo compasivo por un Dios atemorizado y tembloroso.

La complejidad surge en la red de ironía dramática en la que el simbolismo del reloj se ve inmerso. En primer lugar, en el capítulo tercero, un inocente Arthur entrega el oculto mensaje de su padre a su “madre” que, irónicamente, trata sobre él mismo, y no sólo no se da cuenta de las iniciales “N.L.O” grabadas en el reloj (405) tras abrirlo, sino que simplemente no las ve, lo cual es verdaderamente simbólico. Estas circunstancias irónicas localizan al “héroe ingenuo” (Abrams, Glosario de términos literarios, 98), Arthur, la misma fuente de la culpa de la señora Clennam, como el mensajero de la última voluntad críptica y del testamento de su padre a su madre: “N.L.O”.

En el capítulo treinta, la ironía complica aún más el simbolismo del reloj. La señora Clennam no sabe que Blandois conoce el secreto sobre Arthur que pesa tanto en su conciencia. Y, de hecho, tampoco lo sabe el lector. Con esto presente en la mente, entonces, una segunda lectura nos revela la ironía de la respuesta aparentemente infundada de Blandois, “Y naturalmente no lo olvidaste” (406) ante la explicación de la señora Clennam sobre las iniciales del reloj. El lector se ríe ante la ironía de cuánto se acerca sin saberlo a la realidad oculta del reloj, a su dador y al mensajero. Poco sabe la señora Clennam que tales sospechas inocentes se resuelven por sí mismas mediante la realidad de la conclusión del libro. De este modo, por tanto, la intriga irónica y la decepción realzan el significado simbólico del reloj.


Modificado por última vez el 24 de octubre del 2002; traducido el 20 de marzo de 2012