[Traducción de Cristina Salcedo revisada y editada por Ana González-Rivas Fernández. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

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egún Stone, Elizabeth Barrett Browning es ‘‘desafiante con la convención’’ en su forma de utilizar las reglas de género. ‘‘Ya en 1845, Barrett Browning concibe la obra [de Aurora Leigh] como ‘una especie de novela-poema,…que se introduce plenamente en nuestras costumbres y entra precipitadamente en nuestros salones y estancias similares, ‘donde los ángeles temen pisar’; se encuentra así cara a cara, sin máscaras, con la humanidad de su época y cuenta la verdad simple y llanamente, tal y como yo la concibo.’ (29) Tal y como sugiere el término de “novela-poema” que ella misma emplea, Barrett Browning no solo combina géneros, sino que los fusiona con el objetivo de construir uno nuevo. Aurora Leigh combina un verso de estilo bildungsroman o una épica espiritual similar a la de The Prelude, siguiendo el desarrollo de la mente de una poetisa, con un tratado sobre poética (que incluye un estudio panorámico de los géneros poéticos) y una novela de trama compleja que recuerda en su estilo a las de George Sand, Charles Dickens y Charlotte Bronte — y todo ello sazonado con una pizca liberal de picante sátira social, a la manera del Don Juan de Byron (115)

Stone argumenta más adelante que, al subvertir el género literario, se subvierte también el género femenino/masculino,

debido a que los victorianos clasificaban la poesía satírica, la poesía épica y la poesía filosófica como territorios masculinos, pero consideraban que la novela era más apropiada para mujeres. Más allá de asociar las habilidades de la novelista con las supuestas virtudes femeninas del corazón, los victorianos aceptaban mejor que las mujeres escribieran novelas en lugar de otros géneros literarios porque, tal y como apuntan Gilbert y Gubar, las novelas no requerían conocer los modelos clásicos (a los cuales las mujeres no tenían acceso), las novelistas no aspiraban a ser figuras religiosas o proféticas interpretando el mensaje de Dios o mostrando al público cómo funciona mundo, y la novela era menos subjetiva que la lírica dominante y las formas poéticas confesionales y, por lo tanto, más coherente con el modesto papel prescrito para la mujer victoriana. Y son precisamente estas características de las formas poéticas de mayor prestigio — la imitación de los modelos clásicos (especialmente de la épica), las aspiraciones proféticas y la subjetividad confesional — las más prominentes en Aurora Leigh.

Referencias

Marjorie Stone, ‘‘Genre Subversion and Gender Inversion: The Princess and Aurora Leigh,’’ Victorian Poetry 25: 2 (Summer 1987).


Modificado por última vez 10 julio de 2015