[Traducción de Marina Ramos y Estefanía Saavedra revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow. En los títulos de las obras no traducidas al castellano, la traductora indica con la anotación «Nota del Traductor (N. T.)» entre paréntesis que la traducción de los mismos es obra suya. En caso contrario, la traductora se basa en las traducciones ya disponibles que figuran en el registro ISBN. Del mismo modo, en lo referente a las citas literarias, la traductora indica las traducciones disponibles en castellano. Aquellos casos en los que no se hace referencia a ninguna traducción previa, aluden a la labor traductora de Marina Ramos y Estefanía Saavedra.]

decorated initial Elizabeth Barrett Moulton-Barrett nació el 6 de marzo de 1806 en Durham. Su padre, Edward Moulton-Barrett había conseguido la mayor parte de su considerable fortuna en las plantaciones de azúcar en Jamaica, y en 1809 adquirió Hope End, una finca de 500 acres cerca de Malvern Hills. Elizabeth vivió una infancia privilegiada, cabalgando su poni por los alrededores y visitando a otras familias del vecindario, organizando producciones teatrales familiares con sus once hermanos y hermanas. Aunque delicada, no tuvo, aparentemente, problemas de salud hasta 1821, cuando el Doctor Coker le recetó ***opio debido a sus problemas nerviosos. Su madre murió cuando ella tenía 22 años y la crítica señala evidencias de esta perdida en Aurora Leigh.

Elizabeth, una chica cultivada, había leído antes de los diez años numerosas obras de Shakespeare, parte de la traducción homérica de Pope, pasajes del Paraíso perdido, y la historia de Inglaterra, Grecia y Roma. Ella sola se auto-preparó en casi todos los aspectos. En su adolescencia leyó a los principales autores griegos y latinos y el Infierno de Dante (todos los textos en lengua original). Su apetito voraz de conocimiento la llevó a aprender hebreo para poder leer el Antiguo Testamento de principio a fin. El placer de las obras y la materia temática de Paine, Voltaire, Rousseau y Wollstonecraft se expresó, más tarde, en su interés por los derechos humanos en sus cartas y poemas. A los doce años había escrito un poema épico que consistía de cuatro libros con rimas pareadas. Barrett, después, se referiría a este primer intento literario como, “rehacer de nuevo Homero de o más bien no hacerlo.”

A sus veinte años se hizo amiga de Hugh Stuart Boyd, un estudiante ciego de mediana edad, que reavivó el interés de Barrett por los estudios griegos. Durante su amistad Barrett se instruyó sobre literatura griega- Homero, Pindar, Aristóteles, etc. Con el paso del tiempo el cariño entre Barrett de Boyd disminuyó.

Su fascinación intelectual por los clásicos y la metafísica alterno con una obsesión religiosa que describiría más tarde, como “una profunda atracción por la templanza cristiana pero con la visión salvaje del entusiasta.” (Véase la connotación de “entusiasmo” en el metodismo) Su familia prestaba servicio en la capilla de los Dissenters (disidentes), y el señor Barrett participaba activiamente en las sociedades misioneras y de estudios bíblicos.

A partir de 1822, el interés de Elizabeth Barret se centró cada vez más en lo intelectual y literario. Las pérdidas financieras del señor Barrett a comienzos de 1830 le forzaron a vender Hope End, y aunque sin llegar a la pobreza, la familia se mudó tres veces entre 1832 y 1837, estableciéndose en el 50 de la calle Wimpole en Londres. En 1838 aparecieron “El serafín y otros poemas”, el primer volumen de la poesía madura de Elizabeth que vio la luz bajo su propio nombre. Su salud la obligó ese mismo año a mudarse a Torquay en la costa de Devonshire. Edward, su hermano favorito, se fue con ella. Su muerte por ahogamiento ese mismo año fue un tremendo golpe que la postró durante meses y del que nunca se recuperó completamente.

Cuando regreso a la calle Wimpole se volvió una inválida ermitaña, pasando la mayoría de los siguientes cinco años en su habitación y viendo solo a una o dos personas, además de a su familia inmediata. Uno de aquellas personas era John Kenyon, un hombre rico y simpático, amigo de las artes. La colección de poemas que publicó Elizabeth en 1844 la convirtieron en una de las escritoras más populares, y llevaron a Robert Browning a que la escribiera diciéndole lo mucho que le gustaban sus poemas. Kenyon organizó la visita de Browning en mayo de 1845, y desde entonces, comenzó uno de los noviazgos más famosos de la literatura. Seis años mayor que él e inválida, Elizabeth no pudo ni imaginar que el la quisiese todo lo que decía hacerlo, y sus dudas las recogen los “Sonetos de la portuguesa”, que escribió en los siguientes dos años. Pero el amor lo puede todo y Browning, como su hiciese su héroe ***Shelley, se llevó a su amada a Italia en 1846, casándose una semana antes como buenos victorianos.

El señor Barrett la desheredo (como hizo con los hijos que se casaban sin su consentimiento) Pero a diferencia de sus hermanos y hermanas, Elizabeth había heredado dinero y gracias a eso los Browning vivieron cómodamente en Italia. En 1849 tuvieron un hijo, Robert Wiedeman Barrett Browning. Ante la insistencia de su marido, la segunda edición de sus poemas incluía sus sonetos de amor. Los cuales ayudaron a acrecentar su popularidad entre los victorianos y la valiosa consideración critica de su poetisa favorita. (Tras la muerte de wordsworth en 1850 fue nominada para poetisa laureada, aunque finalmente se eligió a Tennyson). Su creciente interés por la lucha de la independencia italiana es evidente en Las ventanas de la casa Guidi (1851) y Poemas antes del Congreso (1860). El año 1857 vio la publicación de la novela poética Aurora Leigh.

A pesar de todas las especulaciones, no está claro todavía el tipo de enfermedad que sufría Elizabeth Barrett Browning. De cualquier forma, la recetas de opio probablemente empeoraron su condición, y seguro que Browning alargo su vida al llevarla al sur y mimarla con sus atenciones. Murió entre sus brazos el 29 de junio de 1861.

Ninguna otra poetisa alcanzó el prestigio de Elizabeth entre los lectores cultos de Estados unidos e Inglaterra en el siglo diecinueve. Su poesía tuvo un tremendo impacto en las obras de Emily Dickinson que la admiraba profundamente.

El tratamiento de las injusticias sociales (el comercio de esclavos, la opresión de los austriacos hacia los italianos, el trabajo de los niños en minas y fábricas, las restricciones impuestas a la mujer) quedan de manifiesto en muchos de sus poemas. Dos de sus poemas, Las ventanas de la casa Guidi y Poemas antes del congreso, tratan directamente ***la lucha italiana por la independencia. La primera mitad de Las ventanas de la casa Guidi (1851) fue escrita con la esperanza de que el recién iniciado movimiento liberal se dirigiera hacia la unificación y liberalismo en los estados italianos. En la segunda parte del poema, escrito después que movimiento del liberalismo fuera derrotado en Italia, predomina la desilusión. Después de una década de tregua, los italianos comenzaron, una vez más, la lucha por la independencia, pero fueron obligados a acordar una amnistía que dejaría Venecia bajo control australiano. Los Poemas antes del congreso de Barrett Browning (1860) responden a estos eventos criticando al gobierno inglés por no prestar su ayuda. Uno de los poemas en esta colección, “Maldición para una nación”, atacaba la esclavitud, habiendo sido previamente publicado en un periódico abolicionista en Boston.

Aurora Leigh trataba también sobre injusticias sociales, aunque en este caso hablaba del sometimiento de las mujeres a la dominación masculina. Habla también del papel de la mujer como poeta. La popularidad de Barrett disminuyó después de su muerte, y los críticos victorianos tardíos sostenían que aunque muchos de sus escritos se olvidarían, siempre sería recordada por “El llanto de los niños”, “El niño de Isobel”, “Bertha en el sendero”, y sobre todo por los “Sonetos de la portuguesa”. Virginia Woolf mantenía que la heroína de Aurora Leigh, “con su apasionado interés por la cuestión social, su conflicto como una artista y mujer, su anhelo por el conocimiento y la libertad, era auténtica heredera de su época”. Los elogios de Woolf hacia esa obra fueron realizados antes de la revaloración de la crítica contemporánea, que ha atraído más atención hacia el resto de su poesía.


Modificado por última vez el 22 de September de 2009