[••• = solo en inglés. Traducción de Maya Zalbidea Paniagua. Edición de Asunción López-Varela. El diseño HTML y el formato de >George P. Landow.]

Muchos autores victorianos como Lewis Carroll, Elizabeth Gaskell, Thomas Carlyle, y Charlotte Brontë, critican los prejuicios de las clases sociales. Por ejemplo, en Norte y Sur, Gaskell revela su disgusto por la rigidez de la estratificación social dando ejemplos positivos de las relaciones de clase en el trato del señor Hale con el amigo de Margaret, Nicholas Higgins, que es de clase obrera:

El señor Hale trataba a todos sus semejantes del mismo modo: jamás se le había ocurrido establecer diferencias según el rango social. Ofreció una silla a Nicholas, rogándole que tomara asiento y esperó de pie a que lo hiciera; y le llamaba siempre «señor Higgins» en vez de emplear los escuetos «Nicholas» o «Higgins» a los que el «tejedor borracho infiel» estaba acostumbrado. Pero Nicholas no era un bebedor habitual ni un infiel riguroso. Bebía para ahogar la pena, como habría dicho él mismo; y era infiel en el sentido de que no había encontrado todavía ningún credo al que pudiera entregarse en cuerpo y alma. Margaret se sorprendió un poco y se sintió muy complacida al encontrar a su padre y a Higgins enfrascados en animada conversación, y hablando cada uno de ellos al otro con delicada cortesía, aunque sus opiniones chocaran. Nicholas -limpio, arreglado (aunque sólo en la pila) y de hablar sosegado- le pareció otra persona, pues siempre lo había visto en el medio tosco de su propio hogar [181]

Gaskell presenta a Hale como un ideal. Ve a un hombre por encima de su posición social: la persona que hay detrás del título. Margaret tiene prejuicios con la gente del Norte, particularmente con los comerciantes, al principio de la novela. Aprecia la bondad de su padre. A medida que se desarrolla la novela enseña al señor Thorton que todos los hombres son iguales. Gaskell intenta transmitir esta idea de unos a otros.

Como Gaskell, Charlotte Brontë describe el dolor de las diferencias de clase, aunque en Jane Eyre, lo hace con más limitaciones. Se puede percibir simplemente prestando atención al argumento de la historia. Ella tiene la intención de anular las diferencias entre varios círculos sociales. La historia llega a su nudo cuando Jane progresa, ya que comienza su vida desde lo más bajo de la escala social como huérfana viviendo de la caridad de su tía y finaliza con "la virtuosa integridad, el intelecto y la incansable perseverancia que lograron romper con las barreras para alcanzar la igualdad en el estatus del hombre al que amaba." (Bantam Books, Jane Eyre)

Brontë, elige que la profesión de Jane sea la de institutriz para permitir a los lectores ver la vida desde el punto de vista de una sirvienta y el punto de vista de la aristocracia por medio de un personaje hipócrita, culto y elocuente. El incierto estatus de la institutriz hace que ella cumpla un rol difícil para la descripción de la historia que refleja:

La institutriz en el siglo diecinueve personificaba una vida de intensa miseria. Era una persona desafortunada: la mujer soltera de clase media que debía ganarse la vida. Aunque ser una institutriz era una completa degradación, emplear a una era una señal de clase alta y de distinción…La situación psicológica de la institutriz hacia su posición nada envidiable. Su presencia creaba dificultades en las casas victorianas porque no era ni una sirvienta ni un miembro de la familia. Estaba en el nivel social de la familia pero en realidad se le pagaba tan poco como a un sirviente. (Bonnie G. Smith, "Capítulo 5: The Domestic Sphere in the Victorian Age," Changing Lives]

Sólo el salario de la institutriz y su situación en la familia eran lo que la hacían considerarse parte de la élite. Igual que con el comerciante en Norte y Surde Gaskell. No les falta potencial ni intelecto, no tienen menos que la aristocracia. Brontë y Gaskell rompen las barreras para demostrar a la gente lo que las clases bajas pueden llegar a conseguir.

Las dos autoras usan la misma técnica para demostrar como disminuyen las diferencias entre las clases sociales. La atención a los cambios de nombres y categorías demuestra que sólo las categorías diferencian a un obrero de un aristócrata. Gaskell habla de como Hale llama a Higgins “Mr. Higgins” y continua demostrando la falta de validez de la etiqueta “borracho infiel” para describirle. En la novela cuando Thorton acepta a su empleado como un humano igual a él, pasa de llamar a los obreros “mano de obra” a llamarlos “hombres”. Lo mismo ocurre en Jane Eure. Cuando Jane consigue la igualdad con Rochester, él la exige que le llame “Edward” y no “Señor”. La manipulación de los nombres revela la estructura social, confirmando que Brontë y Gaskell veían los prejuicios entre las clases sociales como algo totalmente negativo en la sociedad.


Last modified 27 marzo 2000; traducido el 23 de decembre de 2013