[Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

En 1608 un grupo de separatistas puritanos que intentaban escapar a la persecución religiosa huyeron de Inglaterra rumbo a los Países Bajos donde permanecieron hasta 1620, pero temiendo la pérdida de su identidad cultural, decidieron asentarse en Delaware en el Nuevo mundo. Un grupo mixto de emigrantes puritanos (los «Peregrinos») y aventureros de Inglaterra navegaron hacia América en el Mayflower y arribaron, accidentalmente, a Cape Cod en noviembre de 1620. En los siguiente cinco meses, la mitad de los ciento uno colonos originales había fallecido. Durante el curso de principios del siglo XVII, sin embargo, un número creciente de inmigrantes, muchos pero de ningún modo todos ellos puritanos, se las apañ aron para establecer un grupo de colonias autónomas en Norteamérica, incluidas Plymouth (1620), Massachusetts (1628), New Hampshire (1629), Connecticut (1633), Maine (1635), Rhode Island (1636), y New Haven (1638). Al igual que sus homólogos en Gran Bretañ a, eran protestantes calvinistas extremos que veían la Reforma como una victoria de la verdadera Cristiandad sobre el Catolicismo romano. Creían que el universo tenía como centro a Dios y que el hombre, inherentemente pecador y corrupto, rescatado de la condenación (si verdaderamente lo había sido) sólo mediante la gracia divina arbitraria, estaba vinculado por el deber a cumplir con la voluntad de Dios, la cual podía comprender mejor a través del estudio de la Biblia y del universo que Dios había creado y que controlaba.

Su aislamiento en el Nuevo mundo, su introversión, la dureza y los peligros de su nueva existencia, su sentido de que eran un nuevo Pueblo de Dios elegido y destinado para encontrar una Nueva Jerusalén, una nueva ciudad de Dios en medio del desierto, aseguró que el Puritanismo americano continuara siendo más severo (y frecuentemente, más intelectualmente sutil y riguroso) que el que habían dejado atrás. Los puritanos americanos tendían a interpretar la Biblia, que poseía un valor literario supremo porque era la palabra perfecta de Dios, incluso más literalmente que sus homólogos británicos. Aunque muchos de los puritanos americanos primitivos, muchos de los cuales eran simultáneamente predicadores y autores, habían estudiado en universidades inglesas, tendieron a formar oligarquías religiosas y buscaron establecer una Iglesia purificada, que implicaba imposiciones duras con frecuencia acerca de la uniformidad religiosa sobre un populacho reticente.

Fue escapando de la persecución religiosa puritana que Roger Williams, un ministro procedente de Salem, estableció su colonia en Rhode Island en 1636. Los restos manifiestos del Puritanismo no se extinguieron en Nueva Inglaterra hasta bien entrado el siglo XIX y sus ecos se escuchan en la sociedad americana de hoy en día. Viniendo al Nuevo mundo como primer lugar, los puritanos alteraron el curso de la historia, para bien o para mal. Existían aproximadamente cuatro mil personas de habla inglesa en el mundo entero en 1603: en menos de cuatro siglos después, hay setenta y cinco veces más ese número.

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Modificado por última vez en 1988;
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adido por última vez el 29 de diciembre de 2009; traducido 2 de noviembre de 2010