[Tercera parte de "Tartarus and Promethean Symbolism in Conrad and Hardy: The Return of the Native and The Nigger of the 'Narcissus'". Las citas del texto hacen referencia a la bibliografía adjunta de lecturas seleccionadas. Traducción de Susana Ramírez Montero revisada por Asun López-Varela revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

l escribir poco después de la muerte de Joseph Conrad, Richard Aldington atribuyó al impresionista novelista un «fuego poético cavilante» y «poderes de evocación» mayores que los de el otro gran novelista británico, Thomas Hardy. El rechazo ocasional de Aldington hacia Hardy como mero novelista regional (que describe personajes y costumbres que se extinguen rápido, e incapaz de contar una buena historia) parece un tanto sorprendente desde una perspectiva contemporánea. Sin embargo, ya que Conrad comenzó a publicar ficción al mismo tiempo justo cuando Hardy dejó de hacerlo, Aldington respondía sin duda a las tendencias de su propia generación frente a los gustos de la generación anterior. Aldington considera que el defecto principal de Hardy es su estilo, al cual declara como "nunca particularmente hermoso y... a veces casi torpe" (8). Por el contrario, siente que la prosa de Conrad es de una mayor calidad — 'maravillosa' y 'misteriosa' — debido a su capacidad para hacer que el lector visualice la escena descrita. En otras palabras, evalúa la imaginería de Conrad considerándola de una mayor calidad denotativa además de una mayor calidad connotativa que la de Hardy.

Mientras el ensayo de Aldington puede clasificarse como algo entre crítica y elogio hacia Conrad y desprecio hacia Hardy, su método es en gran parte anecdótico; hace poca justificación racional de algo que equivale a una preferencia puramente personal. Por el contrario, en la década siguiente Richard Gordon Lillard se dedicó a la cuestión de "La Ironía en Hardy y Conrad" de forma más analítica, concluyendo que "la ironía de Hardy es más objetiva, más sistemática, más dramática, y la de Conrad más introspectiva, más reflexiva, más psicológica." Lillard observa que Hardy trabaja a partir de un plan formal, lógico, casi arquitectónico, y Conrad a partir del sentimiento y la connotación. Visto de otro modo, Hardy era un escritor nato y un observador de la naturaleza humana; "la visión de Conrad," tal como señala Arthur Kay, "era instintivamente simbólica."

En sus aplicaciones de las técnicas del simbolismo y la imaginería, Hardy y Conrad son igual de diferentes. Hardy enriquece sus descripciones y su comentario narrativo con alusiones a grandes hechos, pensamientos, y personas, a la música, el arte, la filosofía, y la mitología para crear un sentido de lo eternamente oculto tras las aspiraciones y las pasiones de los sus personajes de Wessex, cuyo significado como individuos trata de ser reducido por el Tiempo. El método de Conrad es bastante diferente, más apreciablemente Romántico y menos Clásico que el de Hardy. En su mayor parte, Conrad asocia el símbolo general con un símil sencillo: sus patrones simbólicos extraen su energía de la misma naturaleza de las cosas, de los antiguos elementos de tierra, aire, fuego, y agua, de la oscuridad y la luz y todos los colores intermedios, de la gran cadena del �ser’, de la vida misma, conectando a la bestia más humilde y al diablo más atormentado con el hombre más noble y el enigmático creador de todo. Mientras que Hardy está abierto al uso de imágenes y símbolos, Conrad lo es en sus discursos, lo que en palabras de Shakespeare sería "una especie de discurso mudo excelente." En sus novelas, Hardy da significado a través de sus símbolos; Conrad se conforma con insinuar más que en definir. El simbolismo de Hardy no es ni tan elemental, ni tan fácilmente apreciable como el de Conrad; a menudo los símbolos de Hardy son oblicuos, envueltos en adornos a través de los cuales sólo los lectores informados saben apreciar, un legado en la técnica narrativa que Hardy recibió de su lectura de la erudita George Eliot.

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Modificado por última vez el 28 de junio 2008; traducido diciembre 2009