[Traducido por Terri Ochiagha Plaza y revisado por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces por George P. Landow..]

En The Scouring of the White Horse, que Hughes describe como un tipo de "stir-about" o miscellanea, el autor se centra en intentar hacer que las gentes de Inglaterra estén al tanto de su historia antigua como fuerza unificadora. No obstante, no puede resistir las diversiones Shandianas que revelen sus creencias políticas y sociales. Por ejemplo, cuando Hughes tiene al joven oficinista Londinense que narra su visita a la feria que acompaña a la restauración del White Horse, no puede resistir hablar en su propia voz sobre la forma irresponsable en la que el gobierno Británico ha tratado a sus veteranos.

Había uno de ellos que me llamó particularmente la atenció n, supongo, porque llevaba una medalla �De crimea con cuatro broches, e iba totalmente cojo con unas muletas. Me enteré de su historia. El viejo Mattingly, el herrero de Uffington, tenía tres hijos cuando se inició la guerra Rusa. Todos se hicieron soldados. Al primero le atravesaron la mano de un disparo, aquel amanecer gris y mortífero sobre Inkerman, el 5 de Noviembre, 1854. Si se hubiese ido a la retaguardia, probablemente hubiese vivido. Luchó hasta que el �ltimo ruso desapareció por la carretera distante, y sobre el puente lleno de caídos en combate, y como el muchacho valiente de Berkshire que era — se fue al hospital y murió de sus heridas en una semana. El segundo yace delante de Sebaastopol en las trpulgadaeras avanzadas del ataque derecho. El tercero, un joven mozo de artillería pasó por toda la guerra, y tras escapar de las bayonetas, disparos y granadas, le dio una patada el caballo de un oficial herido, y le dejó cojo de por vida. Seg�n las normas del servicio, pensaba mi informador, no se merecía una pensión de por vida, "pero le habían dado una durante dieciocho meses después de su despido, así que todavía podía vivir de ello durante casi un año; y quizás podría aprender el oficio de herrero en ese periodo de tiempo, si lograse estar de pié, puesto que la mayor parte de ese trabajo se hace con los brazos.

No sabía cuáles eran las normas sobre pensiones, o cuanto tardaría Mattingly en aprender el oficio de herrero, pero me sentí avergonzado de que Inglaterra no pudiese hacer algo más por él; y sería feliz de ceder parte de mi paga por causas como esta, si el Canciller de Exchequer, o alguien, puedisen encontrar la forma de arreglar este problema. O quizás si se enterase de esto el Caudillo, o cualquiera de los caballeros a los que se hizo K.C.B. durante la guerra, o cualquier otra persona con un interés en la armada, a ver si se puede hacer algo más por el joven Mattingly. [161-62]

Referencias

Hughes, Thomas. The Scouring of the White Horse; or, the Long Vacation Ramble of a London Clerk. Boston: Ticknor and Fields, 1859.


Last modified 28 June 2008; traducido 2009