[Traducción de Noelia Malla García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

Los poemas “La casa de la ramera” e “Impresiones matinales”, de Oscar Wilde representan duros retratos de prostitutas. En “La casa de la ramera”la voz poética describe la visión de las rameras y los clientes bailando al pararse frente al edificio que da nombre al poema:

Like wire-pulled automatons,
Slim silhouetted skeletons
Went sidling through the slow quadrille,

Then took each other by the hand,

And danced a stately saraband;

Their laughter echoed thin and shrill.

Sometimes a clockwork puppet pressed

A phantom lover to her breast,

Sometimes they seemed to try to sing.

Como títeres de cuerda,

Esqueletos de delgada silueta

Sigilosamente en la lenta cuadrilla,

Se toman de la mano,

Y bailan majestuosamente la zarabandra;

El eco de su risa delgada y estridente.

Un mecanismo presiona a veces
Al amante fantasma contra su pecho,
A veces parecería que intentasen cantar.

El poema “Impresión matinal” parecería, en primera instancia, una continuación del poema “La casa de la ramera”. En dicho poema se describe a lo largo de tres estrofas una escena de tranquilidad matinal en Londres junto al río Támesis hasta que, de forma abrupta, se presenta la imagen inquietante de una mujer de la noche languideciendo con la luz del día:

But one pale woman all alone,

The daylight kissing her wan hair,

Loitered beneath the gas lamps' flare,

With lips of flame and heart of stone.

Una pálida mujer solitaria,

La luz del día besando sus pálidos cabellos,

Holgazaneaba tras la llama de la lámpara,

Labios de fuego y corazón pétreo.

Ambas referencias a prostitutas las representan con cierto desprecio. El primer poema sugiere que las “rameras” y los clientes son poco menos que autómatas, describiéndoles de forma muy diversa como “grotescos mecánicos” (en el primer párrafo), “hojas negras revoloteando con el viento” (segundo párrafo), “autómatas manejados con cuerdas” y “esqueletos” (tercer párrafo), “títeres de cuerda” (cuarto párrafo), “marionetas horribles” (quinto párrafo) y “los muertos” (sexto párrafo). Esta terminología reduce a los habitantes de la casa de libertinaje como símbolos de la vida real, esto es, cáscaras vacías que sólo pueden cometer acciones terrenales e imitar las emociones humanas que deberían sentir. Las imágenes de las hojas muertas añaden un hálito de fatalidad a los bailarines, que inexorablemente son conducidos a través de los senderos de la maldad según su destino de perdición carnal.

El segundo poema es menos insolente, pero también utiliza un lenguaje que sugiere el carácter inhumano de la prostituta que se representa. La soledad de la mujer y su palidez bajo el rayo de sol (el lector puede suponer que su cabello no está tan “lánguido” durante sus actividades nocturnas) muestran su patetismo. No obstante, la actitud ociosa que sugiere el término “holgazaneaba”, los labios antinaturalmente rojos y la insensibilidad a las emociones humanas (“corazón pétreo”) suponen un intento deliberado de representar a la mujer como un personaje antipático. La descripción poco favorecedora de la última estrofa comparada al tono neutro de las tres primeras estrofas sirve para incidir en el carácter antinatural de la prostituta.

La actitud de Wilde hacia la prostitución que se desprende de ambos poemas resulta desconcertante. En tanto que reconocido esteta se supone que defendía “el arte por el arte” y que abrazaba lo antinatural y lo contrario a las costumbres. El tono de desaprobación de ambos poemas ejemplifican el estilo victoriano de mojigatería del que Wilde se desmarcó deliberadamente en obras como el ensayo “The Decay of Lying“.

Preguntas

1. Resulta tentador simplificar la reconocida condición homosexual de Oscar Wilde para concluir que era simple y llanamente un misógino (ver sección “Temor a lo femenino”, de Terrence Dawson), una afirmación que podría agravarse si se tiene en cuenta su matrimonio turbulento con Constance Lloys. ¿En qué medida el final del poema “La casa de la ramera” parece sustentar dicha generalización (leer texto más abajo)? ¿Hay algún elemento que refute dicha idea? Considérese especialmente el personaje amante del narrador del poema y la representación del amanecer.

Then, turning to my love,
I said,
'The dead are dancing with the dead,

The dust is whirling with the dust.

' But she--she heard the violin,

And left my side, and entered in:

Love passed into the house of lust.

Then suddenly the tune went false,

The dancers wearied of the waltz,

The shadows ceased to wheel and whirl.

And down the long and silent street,

The dawn, with silver-sandalled feet,

Crept like a frightened girl.

Pero ella –ella oyó el violín,

Y se alejo de mi lado, y entró:

El amor se adentro en el hogar de la lujuria.

Y entonces, de pronto, la melodía desafinó,

Los bailarines agotaron el vals,

Las sombras cesaron de girar y girar.

Y en el fondo de la calle silenciosa,

El amanecer, con pies de sandalias de plata,

Se arrastró cual chica atemorizada.

2. ¿Cómo contribuye el esquema rítmico de “Impresiones matinales” a la discordancia de la última estrofa?

3. El poema “La casa de la ramera” compara, en varias ocasiones, a las mujeres con materiales hechos por el hombre como el metal, relojes, etc. ¿Cómo podrían relacionarse dichas comparaciones con una crítica social?


Modificado por última vez el 22 septiembre de 2009; traducido el 9 de febrero de 2012