[Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

[La siguiente clasificación de los enfoques interpretativos sobre el Libro de la Revelación que constituye la sexta parte de una discusión compuesta por ocho secciones sobre el Nuevo Testamento, aparece en Enciclopedia de la literatura bíblica, teológica y eclesiástica del autor. George P. Landow ha escaneado, formateado, hipervinculado el texto y añadido la fuente en negrita que no está incluida en el original].

I. Los disertantes pretéritos

Los disertantes pretéritos sostienen que la Revelación se ha cumplido casi o por completo durante el tiempo que ha transcurrido desde que fue escrita, y que ésta se refiere principalmente al triunfo del Cristianismo sobre el Judaísmo y el Paganismo señalado en la caída de Jerusalén y de Roma. Los portavoces más eminentes de esta corriente son Alcasar, Grotius, Hammond, Bossuet, Calmet, Wettstein, Eichhorn, Hug, Herder, Ewald, Lúmlcke, De Wette, Dusterdieck, Stuart, Lee, y Maurice. ésta es la interpretación favorita para los críticos germanos, uno de los cuales llega tan lejos hasta aseverar que el escritor de la Revelación prometió la consumación de sus visiones dentro del espacio de tres años y medio a partir del momento en que lo escribió.

Frente a la visión pretérita, se insta a que las profecías cumplidas deberían interpretarse tan perspicuamente ante el sentido general de la Iglesia de modo que pudieran proporcionar un argumento en contra de la fidelidad: que la destrucción de Jerusalén ocurrida veinticinco años antes no podía ocupar un espacio considerable en una profecía; que las supuestas predicciones de la caída de Jerusalén y de Nerón se han extraído del contexto para aludir a un único suceso, pero que por medio de este esquema se separan, y además, se ubican en el orden equivocado; que la medida del Templo y del altar, junto con la muerte de los dos testigos (capítulo XI), no pueden explicarse consistentemente dentro del contexto.

II. Portavoces futuristas

Los partidarios futuristas, cuyas opiniones muestran una fuerte reacción en contra de algunas extravagancias de la escuela precedente, creen que todo el libro, a excepción quizá de los tres primeros capítulos, se refiere principalmente, si no exclusivamente, a los acontecimientos que todavía están por venir. Esta visión, que se eleva meramente como una reposición de la interpretación primitiva, la han respaldado recientemente los doctores J. H. Todd y S. R. Maitlamy, B. Newton, C. Maitland, I. Williams, De Burgh, y otros.

Frente a los futuristas, se argumenta que esto no es coherente con las declaraciones repetidas acerca de la rápida consumación que aparece al comienzo y al final del mismo libro (véase i, 3; xxii, 6, 7, 12, 20). Los cristianos, a quienes fue dirigido en un principio, no habrían obtenido ningún consuelo especial de ello si su cumplimiento se hubiera aplazado totalmente durante tantos siglos. La interpretación rígidamente literal de Babilonia, las tribus judías y otros símbolos que generalmente forman una parte de los proyectos futuristas, presentan dificultades peculiares.

III. Portavoces históricos o continuos

Los simpatizantes históricos o continuos consideran que la Revelación es una historia progresiva de las fortunas de la Iglesia desde el primer siglo hasta el final de los tiempos. Los principales prosélitos de esta interpretación tan interesante son Mede, Sir I. Newton, Vitringa, Bengel, Woodhouse, Faber, E. B. Elliott, Wordsworth, Hengstenberg, Ebrard, y otros. El reciente Comentario del deán Alford pertenece fundamentalmente a esta escuela.

Como contraste al esquema histórico se proclama que sus partidarios difieren considerablemente entre ellos mismos, que asumen sin ninguna autoridad que los 1260 días son muchos años; que varias de sus aplicaciones (como el símbolo de los diez cuernos de la bestia ante los Papas y el sexto sello de Constantino) son incoherentes dentro del contexto, y que los intentos por parte de algunos de los miembros de esta escuela a la hora de predecir los sucesos futuros mediante la ayuda de la Revelación han concluido en sucesivos fracasos.

Se han propuesto dos métodos por medio de los cuales el estudiante de la Revelación puede escapar de las incongruencias y desatinos de las diferentes interpretaciones, al tiempo que puede obtener edificación personal de la verdad que encierran. Se ha sugerido que el libro puede contemplarse como un poema profético que versa sobre descripciones generales e inexactas, muchas de las cuales se pueden establecer como imaginería poética o meros adornos. Pero tal visión sería difícil de reconciliar con la creencia de que el libro es una profecía inspirada. Una sugerencia mejor la ha efectuado o, mejor dicho revivido, el Doctor Arnold (Dr. Arnold) en sus sermones Sobre la interpretación de la profecía, relativa a que deberíamos tener en cuenta que las predicciones tienen un sentido histórico menor así como un sentido espiritual mucho más elevado; que puede haber una, o más de una, consumación típica, imperfecta e histórica de una profecía, en cada una de las cuales la realización espiritual más excelsa queda ensombrecida de modo más o menos claro.

En cuanto a la elección de los diversos esbozos interpretativos, nos sentimos inclinados a adoptar aquel que estima como adecuada la primera serie de las visiones proféticas (capítulo iv-xii) como indicadoras del colapso (en parte en la época ya acaecida) del poder persecutor más cercano, es decir, del Judaísmo; la segunda serie (capítulo xiii-xix) como aquella que denota la caída eventual del perseguidor que hasta ese momento tenía el éxito, esto es, Roma (primero en su forma pagana y después, en su forma papal), y la tercera serie (xx, 1-10) como aquella que delinea brevemente el destronamiento final del último persecutor, algún poder o influencia futuros (representados figuradamente por el nombre prestado de Ezequiel). Estos tres oponentes del Cristianismo se establecen como desarrollos sucesivos del Anticristo y los símbolos utilizados son acumulativos y reiterativos en vez de históricos y consecutivos.

Bibliografía

M'Clintock, John, y James Strong. Enciclopedia de la literatura bíblica, teológica y eclesiástica (circa 1871), Nueva York: Harper & Brothers, 1894. VIII, 1066-67.


Modificado por última vez el 11 de mayo de 2010 traducido 14 de junio de 2011