[••• = en inglès. Traducción de Montserrat Martínez García revisada y editada por Asun López-Varela. El diseño HTML, el formato, y los enlaces de George P. Landow.]

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arlyle acuñó el término “ciencia funesta” para la economía política o la economía aduciendo los supuestos fracasos de su panfleto “Un discurso ocasional sobre la cuestión de los negros”, publicado por primera vez en 1849. Otra edición apareció en Londres en 1851 titulada “Un discurso ocasional sobre la cuestión negra”, con toda seguridad un indicador ultrajante y desgraciado sobre la naturaleza del argumento de Carlyle, que lejos de burlarse meramente de los economistas, exhibe realmente un profundo sesgo racista sobre el tema.

La creencia convencional, repetida como una aseveración hasta que llegó a ser aceptada sin cuestionarse, es que la economía es una “ciencia funesta” porque Carlyle, hablando por todos nosotros, reaccionó ante el pesimismo de Thomas •••Malthus y ante el análisis árido de •••David Ricardo (David Riccardo, a quien numerosos economistas encontraron difícil de leer dado que Ricardo no era accesible ni incluso para los miembros de su profesión). En otras palabras, la afirmación sobre la “ciencia funesta” fue plausible cuando Carlyle sólo la estaba apuntando. El hecho es que apenas menciona a Malthus o a Ricardo en todos sus escritos, y tampoco muestra evidencias de valorar ninguna obra de estos hombres de semejante manera.

La verdad es diferente. Carlyle denominó a la “economía la ciencia funesta” no por su pesimismo, sino porque ponía objeciones a su optimismo humanitario. En verdad, los comentarios de Carlyle no fueron dirigidos a Ricardo ni a Malthus, o incluso a •••Adam Smith. Estaba escribiendo una refutación de las ideas que John Stewart Mill había expresado, cuyos Principios sobre economía política se publicaron en 1848. Mill había adelantado la noción de que todos los pueblos de la tierra, de todas las razas y colores, eran básicamente los mismos. Los hombres y las mujeres negros no habían nacido para la esclavitud, sino que habían sido forzados a ella. Carlyle discrepó absolutamente con la noción humanista de Mill, expresando en su panfleto la justificación más ofensiva de la esclavitud, negando explícitamente que los africanos pertenecieran a la misma especie que los europeos (la misma idea encendió a Carlyle, como hizo con sus amigos y colegas entre quienes se encontraban John Ruskin y Charles Dickens), y arremetió contra J. S. Mill, economista y anterior amigo íntimo por afirmar la opinión contraria.

Fue la noción de la igualdad entre los seres humanos lo que hizo que Carlyle justificara a la economía como “una ciencia funesta”. Esto no tenía nada que ver con Malthus, Ricardo o Smith (quien explícitamente estuvo de acuerdo (1776) con la noción humanista, que posteriormente Mill elaboró en 1848). La visión de Adam Smith sobre la condición humana combinó los sentimientos morales con el avance de la democracia, las reglas de la ley y de la justicia con sus grandes esperanzas de que el comercio y la agricultura librarían gradualmente al mundo de la pobreza y de la injusticia. La mayoría de los economistas, por no decir el público en general, no conoce la visión humanista y optimista más amplia de Smith. Han descartado esta parte del legado de Smith como “homo economicus”, que nunca fue parte de su herencia. Han utilizado el nombre de Smith para justificar las violaciones más atroces del comportamiento humano. De ahí que si la economía fuese verdaderamente esa “ciencia funesta” que la tergiversación popular afirma que es, fundada en el ataque completamente diferente a la economía por parte de Thomas Carlyle, entonces yo no llamaría la atención sobre tal error conceptual.

Sugerir que los orígenes deshonestos de la noción de la economía como una “ciencia funesta” tuvieron algo que ver con los contenidos de la misma (el equívoco popular), cuando lo que Carlyle estaba criticando repercutió en el prestigio duradero de Smith y de Mill, es una falsedad que debería corregirse y no transmitirse en un sitio web que aborda tópicos educativos para gente joven.

Se puede encontrar una narración especializada sobre este episodio en Dixon (Universidad de Melbourne), •••“Los orígenes del término 'Ciencia funesta'”, o simplemente ir a Google e introducir 'ciencia funesta'.

Modificado por última vez el 16 de abril de 2005; traducido el 31 de agosto de 2012


Victorian Ecomomics

Modificado por última vez el 31 de agosto de 2012; traducido el 31 de agosto de 2012